Sociedad instantánea

Hace mucho que no habia tenido de escribir en este blog y la verdad, más que falta de tiempo o temas a escribir, lo que me habia tenido ausente habia sido el cansancio de ciertas situaciones que nos afectan cada día y que nos hemos acostumbrado a tomar como algo "normal": la vida fácil.

Vivimos en una época en que todo es instantáneo. Vamos al supermercado y vemos puré instantáneo, leche instantánea, platos congelados que en unos pocos minutos está listos para servir. E incluso algunos se quejan de lo mucho que tardan estos productos en hacerse!!

Cada día surgen nuevos centros de estudio, formación técnica y "universidades" que ofrecen abrir las puertas al mundo laboral, con las herramientas, la experiencia y el conocimiento que se requiere. Y todo en un par de años.

Técnicas de lectura veloz. "Lea la Biblia en un día" otras tantas estupideces. Aunque el mejor de todos, y ya todo un clásico: "Toque guitarra en una noche".
Creo que uno de estos días me amaneceré con mi vieja y querida guitarra... tal vez logre tocar Satriani más rápido que el mismo :)





El Consumismo enlatado:
Campbell's Soup Cans by Andy Warhol, 1962.






Sin embargo el icono de esta instantaneidad es la comida rápida.
No logro entender cómo o por qué de la rápida proliferación de este tipo de comida. Es casi más rápido que pedir y retirar el McCombo o Whooper, casi como un virus!
Desde que tenemos conciencia (supongo la mayoría de nosotros llega a ese punto) se nos enseña de los peligros de una dieta saturada de grasas y calorías, sin embargo cada día vemos como niños e incluso bebes son alimentados con este tipo de comida. Qué clase de futuro podemos esperar? No tenemos conciencia por nuestros hijos, por nuestros cuerpos, mucho menos podemos esperar que exista conciencia hacia otros o hacia el medio en que habitamos.





Si somos lo que comemos,
hasta dónde queremos llegar?






Es tan fácil caer en falsas expectativas, falsas promesas de lograr nuestros objetivos con unos pocos pasos y sin esfuerzo. Mi intención no es acabar con la McChatarra, pero sí alzar mi mano en señal de alerta. Cuidemos nuestro futuro, respetemos el lugar que habitamos.

Si algo he aprendido en estos 26 años, es que lo bueno cuesta; no solo sudor y sangre, sino que mucho empeño, dedicación, esfuerzo y tiempo.

Las soluciones rápidas ahora serán la fuente de los problemas mañana. Y esto se aplica al uso de créditos, a los parches, a "la tapita bajo la mesa". Debemos buscar el problema de fondo y atacarlo de raíz.

La paciencia y el esfuerzo son grandes virtudes que merecen una oportunidad y valen la pena cultivar.